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Foto del escritorNuria Cabrera

Miradas de voz: la historia tras la fotografía de cubierta del libro Panza de burro

por Nuria Cabrera

Dos niñas en la calle
Cubierta del libro Panza de burro

Soy de esas personas que, a veces, compran un libro por su portada. Siempre me ha fascinado ese momento (que no conozco, pero que soy capaz de imaginar como si fuera una guionista de una comedia romántica indie) en el que se reúnen artistas y editores, en la típica sala con una mesa enorme y fría, con sillas que aparentan más de lo que son, y en las que se pone en común cómo va a ser la portada de un libro… ¿Sencilla o recargada? ¿Discreta o llamativa? ¿A color o en blanco y negro? ¿Con una ilustración? ¿Con una fotografía?

Reconozco que soy del último grupo.


Y es que cuando estoy en una librería o buceo por las páginas del catálogo de Grieta, mis ojos se van a los títulos cuya portada es una imagen fotográfica.

Supongo que, debido a esta debilidad mía, he tenido la suerte de poder participar en este espacio con una misión: desentrañar el contexto de las cubiertas fotográficas de los títulos que se encuentran en Grieta.


Para empezar con este cometido, hemos escogido la portada del libro Panza de burro, de Andrea Abreu López (Barrett), que cuenta la historia de varias mujeres y las relaciones que entablan entre sí. Un reflejo de ello es lo que encontramos en la imagen de portada, que forma parte del extenso trabajo fotográfico titulado Las aventuras de Guille y Belinda y el significado enigmático de sus sueños (2010) de la artista neoyorkina Alessandra Sanguinetti.



Las aventuras de Guille y Belinda y el significado enigmático de sus sueños es un proyecto que documenta la relación (y su mutación a través del tiempo), de dos primas argentinas, Guille y Belinda, que se cruzaron en el camino de la fotógrafa cuando tenían 10 y 9 años, respectivamente. Cruzarse, en el sentido literal: la fotógrafa les tenía que pedir que se apartaran mientras hacía fotos a los animales de una finca, aunque con el tiempo, las invita a posar con ellos.


A partir de ahí, tejen entre ellas tres un especial vínculo, en el que las niñas dan un paso más allá. Juegan e imaginan personajes y Alessandra Sanguinetti inmortaliza esas escenas verano a verano. De la preadolescencia hasta la adolescencia y la vida adulta (en un segundo fotolibro titulado La ilusión de un verano eterno -2021- que abarca sus vidas entre los 14 y los 24 años, con aparición de nuevos temas, como el amor, el embarazo o la maternidad), dejando atrás la inocencia de la infancia pero alentando la idea de ser protagonistas de su propia vida.



Sanguinetti, fascinada por el universo de las chicas, nos abre la puerta a la cotidianidad, en su vida sencilla y rural en la provincia de Buenos Aires a través de lo que comienza como un juego delante de la cámara e interactuando con su entorno, y que se acaba convirtiendo en una crónica sobre crecer y convertirse en adultas, tanto por fuera como por dentro, y cómo sus carácteres se complementan aún siendo tan diferentes.


En la fotografía que protagoniza la cubierta del libro Panza de burro, podemos observar esa oposición, en presencia, en carácter, en los personajes que escogen interpretar. Porque, no olvidemos que estamos asistiendo a una fantasía, una recreación onírica. Una de blanco, otra de negro. Una sentada, otra de pie. Una mirando hacia abajo, la otra mirando hacia arriba y manejando un revólver de juguete…

¡Hay tantos matices por observar! Son muchas las divergencias que culminan en una fotografía con la que la autora del libro, Andrea Abreu López, nos hace un guiño.

Más allá de la fotografía, la observación del proyecto en su conjunto nos muestra cómo la vinculación de las tres se ve reforzada en un tira y afloja en el que tienen que ponerse de acuerdo, las dos protagonistas y la artista, para montar una escena, o respetar el deseo de las niñas de inventar historias particulares y en cómo quieren mostrarse al mundo.

una niña apunta con un arma a su amiga
Fotografía de Alessandra Sanguinetti

Tuve la suerte de poder ver una muestra antológica de este proyecto y poder acercarme a las fotografías físicamente. Observar sus colores, los detalles que sí pueden apreciarse a pocos centímetros y por qué no, también estudiar qué imágenes eran escogidas por la fotógrafa para que perduren en el tiempo y nos remitan al imaginario de esta historia de dos primas y amigas que aprenden juntas a vivir.


Al final se trata de eso, de sororidad, de tener una compañera que sabe lo que piensas solo con mirarte, o que te pregunta cómo puede ayudarte ante un problema que aún no has verbalizado.


Además de la edición de los dos fotolibros mencionados y las exposiciones que han recorrido medio mundo, Alessandra Sanguinetti ha obtenido múltiples reconocimientos por este trabajo y forma parte de la prestigiosa Agencia Magnum (es una de las pocas mujeres).

De hecho, en el pasado mes de marzo, volvían a reunirse las tres para una nueva sesión de fotos muy especial. Un nuevo juego delante de la cámara, publicado en Vogue Italia, en el que conocíamos que su vínculo y el proyecto fotográfico sobre retratar el paso del tiempo siguen vivos: la artista confesó que está trabajando en un documental que espera tener listo a finales de año, y en un tercer libro con más fotografías para desentrañar los sueños de Guille y Belinda.

 

Nuria cabrera Sancho  haciendose una foto a si misma
Nuria Cabrera Sancho

Soy periodista. Mi afición a la fotografía llegó con mi primera cámara, que me regalaron a los 8 años. Desde entonces, siempre he llevado una cámara encima para ir fotografiando mi cotidianidad y tengo especial interés por la cultura fotográfica y por recuperar el talento femenino que ha sido invisibilizado década tras década. Actualmente participo en varios proyectos: Reenfoca2, un programa de radio sobre actualidad y Derechos Humanos y escribo sobre fotografía analógica en el blog de Disparafilm.  

Puedes encontrarme en @nurshootsfilm

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